El «hambre» humana
¿Quién no ha querido comerse el mundo en algún momento? Es esa sensación de querer satisfacer nuestras necesidades impulsado por una fuerza interior que parece imparable.
Esos momentos para muchos/as duran poco tiempo o incluso se han olvidado de ellos.
El hambre humana es la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades físicas y psicológicas. Entre estas últimas podemos distinguir:
Hambre de estímulos: es previa en el tiempo a todas las demás. Necesitamos estímulos para conectarnos a la vida. Dichos estímulos son fundamentalmente físicos y sensoriales (visuales, auditivos, gustativos, olfativos y fundamentalmente táctiles en los primeros momentos de existencia).
Hambre de estructura: necesitamos ordenar esos estímulos para poder interpretarlos por nuestro sistema nervioso y psíquico.
Estructura externa:
Temporal: es la programación en el tiempo. Necesitamos saber gestionar nuestro tiempo de soledad y de relaciones. Se relaciona indirectamente con el sentido que damos a nuestra vida.
Espacial: necesitamos explorar el mundo y sentirnos orientados en el espacio, ya que es el “lugar” donde tienen lugar nuestras relaciones.
Estructura interna: tiene relación con nuestra identidad y nuestro marco de referencia, que viene a ser, como nuestra “vara de medir” el mundo. Está muy influenciado por las relaciones con los padres y las figuras de autoridad. Nos permite responder a preguntas existenciales del tipo ¿quién soy yo?
Hambre de reconocimiento: en orden de “urgencia interior” puede que sea la más importante. Necesitamos ser amados, respetados y apreciados. Se satisface con las “caricias” y las expresiones de amor.
Cuando se satisfacen estas “hambres”, desarrollamos una identidad realista y positiva. Condición necesaria para no toparnos constantemente con una falsa realidad frustrante.
¿Quieres seguir teniendo a dieta a tus hambres? ¡Te mereces un buen menú! Y la vida es un banquete al que tú está invitado/a.
