Sumérgete en el Miedo

La Vida es como un río. Nos encontramos en una orilla y en la otra se encuentran nuestros Sueños.

Unas personas ven la otra orilla muy lejana e incluso no la ven. Aunque creen que el río es poco profundo, no sienten en su interior la fuerza para emprender un nado tan largo.

Otras personas ven la orilla muy cerca, pero creen que el río es muy profundo y con mucha corriente. No merece la pena arriesgarse.

Muchas ven el río muy ancho, profundo y furioso, en fin, inabordable.

Todas ellas apenas saben nadar, todas sienten miedo, pero ¿qué hace que algunas personas se lancen y otras se conformen en chapotear en la orilla de la insatisfacción?

La respuesta es fácil, Coraje. Y el coraje no tiene nada que ver con la cualidad de alguien que no tiene miedo. Eso se parece más a algún tipo de desorden, como una lipoidoproteinosis (lesión de la amígdala que hace que no percibamos el miedo) o una psicopatía. Por tanto, si tienes miedo, ¡enhorabuena!

El verdadero coraje es enfrentarse al miedo a pesar de sentirlo.

El Miedo Lógico es como un fiel perrito, nos está protegiendo desde que era un cachorrillo.

El Miedo Psicológico es la versión de dibujos animados de terror de ese cachorrillo y de cómo lo hemos criado. Si lo hemos alimentado y dejado campar a sus anchas se convierte en un lobo sanguinario. Pero es un dibujo animado, una serpiente alucinógena, no nos puede matar, aunque sí arruinar la Vida.

Te voy a dar una herramienta de autodiagnóstico para chequear tu nivel de miedo psicológico. Si sientes que tienes pocos recursos para plantar cara al miedo o que el mundo exterior es extremadamente peligroso o complicado, ¡has alimentado al cachorrillo para convertirse en lobo! Eso es todo, no hay nada erróneo en ti, no te falta nada. Simplemente le diste de comer.

Me encanta la aproximación de Chögyam Trungpa al miedo y su frase, “sonríe al miedo”. El mero hecho de sonreírle le quita fuerza y empiezas a ver las viñetas del dibujo animado.

Pasos para sumergirte:
  • Míralo: eso significa detenerte, sentirlo, masticarlo. Es una fase incómoda. Normalmente huimos de las sensaciones no placenteras.
  • Enfócate en la otra orilla: ¡mira todo lo que puedes ganar!
  • Decisión: te dices, ¡sí, lo quiero en mi Vida! Las verdaderas decisiones no son mentales, incluyen todas nuestras dimensiones.
  • Entrena: hay que aprender a nadar. Busca entrenadores, información y lo más importante, ¡métete en el agua! En el agua es donde se entrena, no en la biblioteca mental.
  • Compromiso: recuérdate todos los días tu propósito. El agua está fría, tragarás agua, te cansarás…pero siempre te tendrás a ti. No te abandonas nunca.
  • Acción: Es el paso más importante. Y llega el día en que vas a cruzar el río. Acuérdate de sonreír, ese dibujo animado empezará a difuminarse.
  • Voluntad: No mires atrás y nada y nada como si fueras la persona más importante de tu Vida. Estás preparado para llegar a la otra orilla. Por cierto, se puede llorar y nadar a la vez.

Te puedo garantizar que independientemente del resultado, llegues a la otra orilla, a la misma orilla, pero más abajo, en el cauce del río, a una islita, encuentres un bote, …. cuando tienes el coraje de enfrentar al miedo, te vas a sentir infinitamente mejor que cuando te sometes a él.

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